Brasil cuenta con un sistema de gobierno que se basa en las propiedades familiares concentradas. Esto aumenta el riesgo de los intereses de las minorías porque impone límites razonables sobre la financiación externa y la gestión de desafíos.
En todos los países del mundo, las instituciones participan actualmente en el debate en torno a las prácticas del gobierno corporativo. En Brasil, esto es aún una característica reciente, ya que comenzó en 1999 a través de la creación del Instituto brasileño de gobierno corporativo (IBGC) y el primer código brasileño de las mejores prácticas de gobierno corporativo.
Para que las empresas incluyan las mejores prácticas (transparencia, responsabilidad y equidad) en sus pautas de gobierno, es necesario que la junta directiva demuestre su posición en la empresa, en especial en lo que refiere a la elección de la junta ejecutiva, la supervisión y evaluación del desempeño de la gestión, el establecimiento de estrategias para la compañía y la elección de auditores independientes.
Según el código de las Mejores prácticas del Instituto brasileño de gobierno corporativo (IBGC), hay seis capítulos que abordan prácticas y recomendaciones para cada órgano dentro del sistema de gobierno de las organizaciones, las cuales incluyen lo siguiente:
- propiedad (accionistas/miembros)
- junta directiva
- gestión
- auditoría independiente
- junta de supervisión
- conducta y conflictos de intereses: desarrolla los estándares de conducta y comportamiento que rigen para uno o más agentes, además de proponer políticas y prácticas para evitar los conflictos de intereses y el uso inadecuado de recursos e información relacionados con la organización.