Vietnam, la próxima fábrica mundial

Vietnam está camino a convertirse en una potencia manufacturera global. En este último capítulo de un artículo de dos partes, nuestro MD local evalúa los fundamentos que permiten el surgimiento de Vietnam como una base de producción alternativa a China.

Vietnam ha recorrido un largo camino desde la finalización de la Guerra. La última década presenció el crecimiento del producto bruto interno (PBI) a un 300% que cambió de US$57.63bn en 2005 a US$180.8bn en 2014, en gran parte gracias a las iniciativas de reforma económica y política denominadas “Doi Moi”. Dichas iniciativas fueron llevadas a cabo por el gobierno vietnamita en los años 80. La transformación aspiraba a liberalizar la economía local y a desarrollar el libre mercado.

En los años 90, un ambiente de negocios mejorado y algunas políticas económicas amistosas atrajeron, por primera vez, inversiones extranjeras directas (FDI, por sus siglas en inglés). Las FDI’s masivas que entraron al país ayudaron a agilizar la creación de empleos, lo cual condujo a un crecimiento constante del PBI de un 7.5% por los próximos 20 años. Vietnam pasó de ser uno de los países más pobres del mundo (57% de tasa de pobreza) a ser un país de ingresos medio-bajos, con solo el 5% de la población activa viviendo por debajo de la línea de pobreza.

Aunque las reformas generaron un crecimiento de los ingresos de Vietnam unas 20 veces más, los costos por labor se mantuvieron bajos en comparación con China. Los salarios en China han mantenido un crecimiento constante durante las últimas décadas. Hoy en día, el salario promedio diario en Vietnam para un trabajador en una fábrica es de US$6.70, o un tercio de los US$27.50 que se pagan en China. La brecha se amplía y China no resulta tan económica como solía ser. En pos de defender los márgenes de ganancias, las compañías multinacionales buscan reubicar sus operaciones manufactureras derramando inversiones en los países vecinos de ASEAN.

Vietnam, ubicado a menos de 12 horas en auto del centro de manufactura más grande de China, el Pearl River Delta, parece ser la mejor opción. De hecho, existe una ruta más corta para cruzar la frontera entre la zona industrial norte de Vietnam denominada Haiphong hacia Shenzhen (la base manufacturera más extensa de China) que a su propia capital, la ciudad de Ho Chi Minh. Además, Vietnam está situada estratégicamente justo en el corazón del sudeste de Asia, que alberga a 620 millones de personas (9% de la población mundial) y es considerada la tercera fuerza de trabajo más grande del mundo (por detrás de China e India).

Mientras China se enfrenta a una población en envejecimiento y una fuerza de trabajo en reducción, Vietnam recién ha comenzado a beneficiarse de sus dividendos demográficos en plena maduración. Vietnam es la tercera nación más poblada del sudeste de Asia y cuenta con la proporción más alta de población que cae en el rango de edad laboral: el 40% de los 90 millones de habitantes de Vietnam  tienen entre 15 y 49 años de edad.

Con 1.5 millones de personas uniéndose a la fuerza laboral cada año, Vietnam esta ávida de empleos. El dividendo demográfico del país ayuda a crear una fuerza de trabajo segura, joven y de bajo costo, favorable para la inversión y el desarrollo económico a largo plazo.

Incluso las compañías chinas invierten en Vietnam para minimizar los costos laborales. Los primeros cinco meses de 2014, encontraron a China como el séptimo mayor inversor en Vietnam, con inversiones que alcanzaban los 300% año tras año. En noviembre pasado, Texhong Textile Group, una compañía china, invirtió una suma de US$212.7mil para la construcción de un parque industrial con una cadena de instalaciones manufactureras.

Mientras que el aumento de salarios conduce a los manufactureros textiles chinos a Vietnam, el catalizador real está constituido por los beneficios impositivos de los acuerdos de libre comercio (FTA, por sus siglas en inglés) en relación a las negociaciones.

Vietnam se encuentra finalizando el acuerdo de libre comercio con la UE y Trans-Pacific Partnership (TPP, por sus siglas en inglés) para este año. Una vez que estos acuerdos se firmen, la tasa de interés de la manufactura textil en Vietnam se reducirá del 17.5% actual (EEUU) y 9.6% (UE) a cero. Esto generará una ventaja competitiva para los productos textiles vietnamitas en dos de los mayores mercados del mundo.

A la par de ambos acuerdos, Vietnam se beneficiará de la mayoría de las TPP y China (el mayor productor textil a nivel mundial) será excluida del acuerdo. Los inversores chinos están redoblando sus inversiones en Vietnam para ganar ingresos libres de impuestos en economías más grandes como las de Norteamérica, Japón, Canadá y Corea del Sur.

Además de ser una potencia manufacturera global emergente, Vietnam es también un floreciente consumidor de mercado que cuenta con la expansión más rápida de clase media del Sudeste de Asia. El Boston Consulting Group predijo que la población de clase media del país se incrementará de 12 a 33 millones en 2020. El panorama económico de Vietnam permanece brillante y con un futuro promisorio. Sin embargo, las continuas reformas para enriquecer el ambiente de los negocios determinarán cuán lejos puede llegar.

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