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Market Leader, North America, TMF Group
Publicado
19 septiembre 2022
Tiempo de lectura
7 minutos

Cómo lidiar con los desafíos de la gestión global de entidades y operar sobre bases firmes

Durante la gestión de sus entidades legales en varias jurisdicciones, las empresas internacionales deben seguir el único camino seguro para cumplir con las normas y tener una buena reputación: contar con un enfoque integrado, global y multidisciplinario.

La presión sobre los asesores legales (general counsels o GC) y sus equipos era una cuestión habitual antes de que la pandemia del covid-19 convierta su mundo en un lugar mucho más complicado. En los últimos años esas presiones han aumentado.

“¿Estamos al día?”, solía ser la pregunta perfectamente razonable en el ámbito de la gestión de entidades. Actualmente, la mayoría de las empresas internacionales no pueden responder esa pregunta.

Los asesores legales están atrapados entre la espada y la pared. Necesitan ampliar el apoyo empresarial de primera línea que prestan en adquisiciones, reestructuraciones, litigios y contratos, pero sus presupuestos departamentales y sus equipos siguen reduciéndose.

Algo tiene que ceder. Muy a menudo, ese “algo” es la gestión de entidades. Los consejos de administración necesitan estar seguros de que los riesgos en materia fiscal y de gobernanza corporativa de la empresa están bajo control, pero cada vez con más frecuencia, no obtienen esa garantía.

Un sinfín de curiosidades locales

¿Cómo pueden estar tranquilos? La situación de toda entidad debería revisarse al menos una vez al año. Para la mayoría de los equipos de asuntos legales internos eso no dejaría tiempo para nada más, y aun así quedarían cuestiones pendientes por resolver.

Dar sentido al sinfín actual de tendencias globales, idiosincrasias locales, choques entre jurisdicciones y complicaciones repentinas es simplemente demasiado difícil. Veamos algunos ejemplos:

  • En Brasil, las empresas constituidas deben registrarse en todos los niveles de gobierno –federal, estatal y municipal–, y pagar diferentes impuestos de una ciudad a otra y de un estado a otro.
  • En Indonesia, las empresas de propiedad extranjera pueden acceder a amplios incentivos y ayudas empresariales, pero primero tienen que identificar con precisión a qué “sector regulado” pertenecen, de una lista de 386 opciones.
  • En Colombia, si una empresa realiza una única transacción en un municipio concreto, también debe realizar una declaración de impuestos local. Si opera a nivel nacional, eso significa que debe presentar más de 1.000 declaraciones fiscales distintas, una por cada subjurisdicción municipal.
  • La alta tecnología taiwanesa sigue amando la tradición cuando se trata de constituir una empresa: múltiples procesos de solicitud, apertura de cuentas bancarias en persona, documentos oficiales estampados con un sello físico y documentación traducida al chino mandarín.
  • Incluso cuando la burocracia estatal se agiliza, la burocracia comercial se hace presente. En Malta, Hong Kong y los Países Bajos, donde se tarda una semana en constituir una empresa, abrir una cuenta bancaria desde el extranjero lleva más de seis meses.

Más allá de la contabilidad

Si la gestión de entidades fuera una mera cuestión de cumplimiento legal, los equipos internos podrían tener una oportunidad, pero no es así. Las complejas normas locales en materia de contabilidad, impuestos y recursos humanos suelen llevar a los abogados de las empresas (por no mencionar a sus asesores locales) a un terreno desconocido.

Puede pensar que las normas contables globales, como las NIIF y las US GAAP, ya han conquistado el mundo. Piénselo de nuevo. Más de la mitad de las jurisdicciones siguen insistiendo en que las empresas se atengan a una versión especial y local de las GAAP. Tampoco es un problema que se limite a las jurisdicciones más pequeñas o a los remansos comerciales. Francia y Turquía siguen siendo destinos difíciles para los inversores extranjeros debido a su mezcla de regímenes contables y fiscales complejos y a los estrictos requisitos lingüísticos locales.

De forma un tanto ilógica, incluso el paso a una tasa impositiva mínima global añadirá complejidad, ya que las empresas internacionales que no se ajusten a la definición de “grandes” de la OCDE seguirán teniendo que revisar y controlar sus actividades en jurisdicciones con tipos impositivos bajos.

¡Todo cambia!

Mientras tanto, el objetivo no se queda quieto. La actividad empresarial internacional sigue añadiendo nuevas entidades y jurisdicciones desconocidas, mientras una marea constante de nuevas leyes y reglamentos amplía el alcance de los reguladores.

Aunque la UE, la OCDE y EE. UU. son quienes impulsan las tendencias normativas en todo el mundo, la forma en que una jurisdicción las aplica suele añadir uno o dos cambios locales, aumentando la complejidad y la incertidumbre para mantener a los inversores extranjeros en vilo.

Entre los ejemplos más comunes se encuentran:

  • Las normas de divulgación obligatoria (MDR), que exigen un propósito comercial legítimo en cada jurisdicción.
  • El intercambio automático de datos fiscales entre jurisdicciones en virtud del Estándar Común de Información (CRS).
  • Los registros de beneficiario común, que ya existen en tres cuartas partes de las jurisdicciones, entre las que pronto se incluirá Estados Unidos con su estricta Ley de Transparencia Corporativa (CTA).
  • Las normas fiscales de la OCDE sobre la economía digital son ya legislación nacional en más de 60 países, pero con disposiciones detalladas muy diferentes en materia de registro, cobertura, incumplimiento e información fiscal.

La regulación más estricta de los activos digitales y las criptomonedas, la denuncia de irregularidades en el lugar de trabajo (UE) y la notificación de riesgos climáticos por parte de las empresas (EE. UU.) están en camino y, sin duda, mostrarán un patrón similar de variación.

¿Es solo un pequeño contratiempo?

El riesgo normativo suele presentarse de forma concentrada. Las jurisdicciones más complejas suelen ser las más punitivas. ¿Se encuentra su empresa entre las muchas que ya muestran signos de estrés?

  • Si ya se retrasa en la presentación de información como las cuentas de la empresa, está claro que sus procesos actuales necesitan una revisión.
  • Más allá de los habituales chequeos aleatorios y auditorías por sorpresa, si las solicitudes de información adicional por parte de los reguladores son cada vez más frecuentes, debería estar alerta.
  • Y si ya está recibiendo sanciones, la situación es urgente. Las multas a las empresas suelen ser sólo el principio. Lo peor podría estar a la vuelta de la esquina.

Desde el punto de vista del regulador, el hecho de que usted haya asumido demasiado o haya entendido demasiado poco no viene al caso. Los directores pueden acabar a menudo en la línea de fuego. Las sanciones comerciales pueden llegar a la exclusión total del mercado local, como aprendió Uber en Corea del Sur.

Entonces, ¿qué hay que hacer?

Quedarse esperando lo mejor es una táctica sorprendentemente común, y una fórmula para el desastre. El fracaso normativo y legal se convierte simplemente en una cuestión de tiempo.

Buscar ayuda a nivel jurisdiccional también es habitual, pero conlleva sus propios peligros y decepciones. Durante las adquisiciones o expansiones a nuevas jurisdicciones, la necesidad de conocimientos locales puede parecer evidente. Pero pronto, la variedad de proveedores de una sola jurisdicción llega a parecerse mucho a una nueva versión del viejo problema que se intentaba resolver.

Un enfoque fragmentado contiene inevitablemente tantas lagunas y desconexiones en sus procesos que los problemas de cumplimiento siguen apareciendo y las sanciones siguen llegando. Igualmente inevitables son las duplicaciones, solapamientos e incoherencias que siguen drenando la energía de los ejecutivos y aumentando los costos.

Peor aún, por supuesto, es la visión fragmentada que se sigue ofreciendo. Los directores generales y los líderes del departamento jurídico siguen luchando con voces, perspectivas y culturas que compiten entre sí. La información transparente, segura y coherente sobre el riesgo de cumplimiento que realmente necesitan –información que puede inspirar la confianza de la empresa y su consejo de administración– sigue siendo un sueño.

Una respuesta a lo irrefutable

Las estructuras de las entidades de una empresa son sus fundamentos jurídicos. Mantener las bases firmes no es lugar para un enfoque fragmentario. Lo que se necesita es calma, rigor, coherencia y orden, y hacerlo de forma que no se agote el preciado talento jurídico de la empresa.

Hay una forma más elegante e integral de hacerlo. Puede aportar simplicidad, coherencia y puntualidad en toda la gama de servicios de apoyo a la gestión de entidades y en cualquier jurisdicción.

Y, afortunadamente, está a sólo una conversación de distancia.

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