Hacer negocios en Canadá: guía de cumplimiento fiscal

Para muchas empresas estadounidenses, Canadá puede parecer un mercado local más, dada la similitud en cultura, idioma y entorno empresarial. Sin embargo, es crucial prestar atención a ciertas diferencias clave, especialmente en lo que respecta al cumplimiento del complejo entramado de regímenes fiscales federales y provinciales de Canadá.
La posibilidad de establecer un negocio en Canadá resulta atractiva para muchas empresas estadounidenses debido a la proximidad geográfica, las similitudes culturales y los sólidos vínculos comerciales entre ambos países. Sin embargo, pese a estas semejanzas, existen diferencias importantes en materia contable, fiscal y legal que deben gestionarse cuidadosamente para mantener el cumplimiento normativo y evitar multas o cargos por intereses.
Uno de los principales desafíos para las empresas estadounidenses que operan en Canadá es la complejidad del sistema tributario. En Canadá, el sistema fiscal está regulado tanto a nivel federal como provincial/territorial, y cada jurisdicción tiene sus propias normativas y requisitos de cumplimiento en lo que respecta al impuesto sobre las ventas y al impuesto sobre la renta de sociedades.
Un mosaico de regímenes de impuestos sobre las ventas
La primera diferencia crítica se encuentra en el régimen de impuestos sobre las ventas. Las empresas extranjeras deben registrarse adecuadamente y comprender los procedimientos fiscales aplicables para operar en Canadá; de lo contrario, corren el riesgo de enfrentar pérdidas económicas, sanciones por pagos tardíos y cargos por intereses.
Un caso ocurrido hace poco involucró a una empresa que no se inscribió en el impuesto sobre las ventas durante varios años. Como consecuencia, tuvo que abonar los impuestos acumulados que no había cobrado a sus clientes, además de intereses por mora. El impacto financiero fue considerable y totalmente evitable.
A nivel federal, Canadá aplica un Impuesto sobre Bienes y Servicios (GST) del 5 % sobre la mayoría de los bienes y servicios. A esto se suman los impuestos sobre las ventas aplicados por las provincias y territorios, que varían en cuanto a alícuotas y modalidades, lo que complica aún más el panorama.
Los requisitos de declaración y los procedimientos de cumplimiento del impuesto sobre las ventas varían en todo el país. La mayoría de las empresas deben presentar declaraciones periódicas ante la Agencia de Ingresos de Canadá (CRA), donde informan las ventas totales, el impuesto percibido y los créditos fiscales correspondientes. La frecuencia de presentación depende del volumen anual de ventas y de su historial de cumplimiento fiscal. Para las pequeñas empresas existen opciones simplificadas.
En la mayoría de las provincias y territorios se aplica una combinación de impuestos federales y provinciales conocida como Impuesto Armonizado sobre las Ventas (HST). Las alícuotas varían: en Ontario, el HST es del 13 %; en Nuevo Brunswick, Terranova y la Isla del Príncipe Eduardo es del 15 %; y en Nueva Escocia aumentó recientemente al 14 %, con vigencia desde el 1 de abril de 2025.
En estas provincias, se presenta una única declaración combinada de GST/HST ante la CRA, que detalla tanto los impuestos percibidos como los pagados. No se requiere presentar declaraciones provinciales (de las provincias en cuestión) por separado.
Sin embargo, las provincias de Columbia Británica, Manitoba y Saskatchewan imponen y administran de forma independiente un Impuesto sobre las Ventas al por Menor y al Uso (PST), que se aplica de forma única a la provisión (o el uso) de la mayoría de los bienes y ciertos servicios dentro de sus territorios. Las alícuotas generales son: Columbia Británica: 7 %; Saskatchewan: 6 %; y Manitoba: 7 %. En estos casos, se deben presentar declaraciones separadas de PST ante las autoridades fiscales provinciales correspondientes.
Un caso particular es la provincia de Quebec, donde se aplica el Impuesto sobre las Ventas de Quebec (QST) sobre la mayoría de los bienes y servicios en la provincia, así como sobre ciertas importaciones. La alícuota del QST es del 9,975 %, por lo que la alícuota combinada efectiva (GST + QST) para empresas que venden en Quebec alcanza el 14,975 %. En Quebec, se debe presentar una declaración combinada de QST–GST/HST ante la Agencia de Ingresos de Quebec, en idioma francés. Además, desde hace poco, se exige que la documentación financiera, incluidas las facturas, se emita por defecto en francés.
Diferencias en el impuesto sobre la renta de sociedades
Otro posible obstáculo para las empresas estadounidenses es la variabilidad en el tratamiento del impuesto sobre la renta de sociedades (CIT) en las distintas provincias canadienses.
A nivel federal, Canadá aplica una alícuota general del 15 % sobre la renta de sociedades. A esto se suma un impuesto provincial que varía entre el 8 % y el 16 %, dependiendo de la jurisdicción. Las provincias más grandes —Ontario, Quebec y Columbia Británica— aplican alícuotas que oscilan entre el 11,5 % y el 12 %, lo que da como resultado una alícuota combinada total que generalmente se sitúa entre el 26,5 % y el 27 %. En la mayoría de las provincias, las empresas pueden presentar ante la CRA una única declaración combinada del CIT, que incluye tanto el componente federal como el provincial. No obstante, en Alberta y Quebec, las empresas deben presentar declaraciones de CIT separadas ante las autoridades tributarias provinciales.
Las empresas estadounidenses también deben tener en cuenta que podrían estar sujetas tanto al impuesto a las sociedades estadounidense como al canadiense. Estados Unidos utiliza un sistema tributario mundial, lo que significa que las empresas están sujetas a impuestos sobre sus ingresos globales, sin importar dónde se generen. En cambio, Canadá aplica un sistema territorial, en el que solo se grava la renta obtenida dentro del país. Esta diferencia puede generar complejidades al determinar las obligaciones fiscales y puede requerir una planificación cuidadosa para minimizar las obligaciones tributarias.
La estructura empresarial es otro aspecto clave que se debe considerar. La elección entre operar como una sucursal o constituir una sociedad en Canadá puede tener consecuencias fiscales importantes, en especial respecto a las alícuotas del CIT.
En general, las empresas deben asegurarse de que sus sistemas contables —en particular, los ERP— estén configurados adecuadamente para calcular y aplicar los impuestos correctos a sus clientes en función de la provincia. Del mismo modo, es fundamental que estos sistemas permitan asignar correctamente los costos de compra a la cuenta fiscal correspondiente, de modo que se pueda recuperar el importe adecuado de impuestos, cuando corresponda.
Es esencial que las empresas estadounidenses comprendan las particularidades de los sistemas contable, fiscal y legal de Canadá —preferentemente con asesoramiento profesional— antes de comenzar a operar. No se trata simplemente de replicar sus prácticas estadounidenses en el mercado canadiense. Con la preparación adecuada, asesoramiento experto y medidas de cumplimiento bien implementadas, las empresas estadounidenses pueden lograr una transición fluida hacia el mercado canadiense.
El sistema CARM
La Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA) implementó el sistema Customs Automated Risk Management (CARM) con el objetivo de modernizar los procesos aduaneros y mejorar el cumplimiento normativo en materia de comercio exterior. El sistema CARM es obligatorio para todas las empresas que importan bienes a Canadá, y exige que se registren y presenten su documentación de forma electrónica a través de un portal centralizado. Este sistema simplifica las transacciones aduaneras, e incluye la presentación de facturas, declaraciones y pagos.
Los importadores deben crear una cuenta empresarial para acceder al portal CARM y mantener registros precisos relacionados con aranceles e impuestos. Al eliminar los procesos en papel, el sistema reduce la carga administrativa y fortalece el cumplimiento normativo. La implementación del sistema se está realizando en fases, y se espera que esté completamente operativo hacia finales de 2025.
CARM ofrece beneficios como procesos más ágiles, mayor transparencia y mejor gestión del riesgo. Mejora la eficiencia tanto para las empresas como para la CBSA, permitiendo un despacho aduanero más rápido y una reducción de errores. Es fundamental que los importadores se adapten a estos nuevos requisitos para evitar sanciones y garantizar operaciones aduaneras fluidas.
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